A través de una de las ventanas de la Casa de l'Ardiaca, ubicada en el Barrio Gótico, se vislumbra el pasado de la Barcelona medieval. Arcos y columnas del claustro se reflejan en los cristales. Trobadores, damiselas y caballeros han paseado por ese claustro. Más tarde fueron comerciantes, pequeños burgueses del siglo XIX donde negociaban sus riquezas con otros de la misma curria.
Actualmente son turistas de todas partes del mundo que pisan el claustro en busca de sombra y algo interensante qué fotografiar.
Entre reflejos fantasmales se refugian mis pensamientos imaginarios en una tarde de Agosto...
Fotografia y texto: Neus Bonet i Sala - agosto 2021
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